El golpe de Estado del 11 de octubre nos cambió la vida de forma radical. Por encima de la ley, con el aplauso de la burguesía, con la fuerza represiva del ejército y la policía federal ocupó nuestras instalaciones, nos trató como delincuentes para tratar de destruir a nuestro Sindicato y nuestro Contrato Colectivo, nuestros derechos, nuestras vidas y patrimonio familiar. Desafortunadamente no recibimos una muestra clara de solidaridad del movimiento obrero.

Nuestra resistencia ha sido pacifica y por la vía legal, guiados siempre por el respaldo que nos da la Constitución y los principios consagrados en el artículo 123. Además hemos demostrado siempre una abierta voluntad política y ánimo de negociación, no exigimos nada imposible ni nada que no esté respaldado por la Constitución.

Es el gobierno quien actúa con cerrazón, el mismo gobierno que se auto nombra “con sentido humano” y truncó el futuro de más a 40 mil familias de trabajadores activos y 20 mil de jubilados, sin la mínima consideración humana. El mismo gobierno que liquidó absurdamente “en nombre de la eficacia y la eficiencia” una empresa estratégica que él mismo administró con torpeza e irresponsabilidad.

Desde aquel 11 de octubre, han transcurrido 21 meses difíciles de hostigamiento gubernamental y constantes intentonas por dividirnos. Dos tercios de trabajadores aceptaron la renuncia voluntaria disfrazada de liquidación y actualmente la necesidad y la tristeza, han orillado a 600 compañeros desesperados a buscar un acuerdo de liquidación con el gobierno, pero sin resultados. Con todo, 28 mil compañeros seguimos en resistencia.

Unos 16 mil activos y más de un tercio de jubilados mantenemos con vida al Sindicato más allá del nivel legal, hay una efectiva vida institucional, aunque con algunas obvias modificaciones prácticas. El SME no solo existe en documentos e infraestructura, respira, se mueve y resiste también. Prueba de nuestra actividad institucional son las pasadas elecciones en las que se renovaron varias carteras del Comité Central.

Otra muestra de la vida del SME, es el continuo debate y constante evolución de nuestras estructuras y prácticas. Ahora mismo se empieza a debatir de forma democrática las posibles modificaciones a la estructura del Comité Central. Algunas voces se empiezan cuestionar la pertinencia de modificar algunas Secretarías para que adapten sus tareas a nuestra realidad actual, de acuerdo a las necesidades de nuestra organización.

Los ejes de la acción sindical de la resistencia han sido definidos por la política. Son tres en esencia y su claridad debe ser fuente de la fuerza del SME. El cambio de nuestros camaradas en el Comité Central enfoca este sentir.

En las votaciones del pasado 4 de junio, hubo cambios trascendentes en las secretarías del Interior y el Exterior con un objetivo claro refrendado por los votos de más de 25 mil agremiados.

Pero esta transición debe estar acompañada de una escrupulosa rendición de cuentas tal como lo ha hecho la Secretaría General. Las cuentas claras son un derecho de los agremiados y la mejor forma de eliminar los pretextos de la STPS en una futura Toma de Nota.

En ese sentido la Secretaría del Interior está obligada a verificar e informar el estado y las condiciones en las que se encuentra nuestro patrimonio colectivo que pese a los ataques del gobierno sigue siendo la base material de nuestra resistencia.

La Secretaría del Exterior debe hacer públicamente un recuento de sus logros y estrategias para amarrar alianzas estratégicas y conservar el apoyo del movimiento obrero, de las organizaciones sociales, de los diversos grupos políticos, de la sociedad mexicana y de los organismos internacionales a favor de nuestra causa.

Estos puntos son necesarios para que los cambios estratégicos de estafeta en ambas secretarías sean eficaces de cara a la asamblea ordinaria del 14 de julio, y sirvan para fortalecer y consolidar una nueva etapa en la heroica resistencia del Sindicato Mexicano de Electricistas.