Vivir Mejor: la buena vida de Lozano


En la cada vez más cruenta embestida de este "gobierno" contra los trabajadores y el sindicalismo mexicano, destaca la presencia de un personaje siniestro que por derecho propio se ha colocado a la cabeza de la "cruzada anti-obrera". Me refiero por supuesto a Javier Lozano Alarcón, secretario supuestamente del "Trabajo" cuyo sello ha sido precisamente quitarle el empleo a miles de trabajadores mexicanos.



Surgido de las filas del priísmo, gracias al cual mordisqueó diversos huesos y que abandonó en cuanto olfateó que el futuro estaba en otra parte, Lozano Alarcón está hoy en la primera línea de defensa del calderonismo, donde ha hecho méritos como destacadísimo porro que con métodos de fuerza bruta lo mismo "resuelve" conflictos laborales como el de Cananea que aplasta sindicatos independientes como el SME; todo, en fiel cumplimiento de las órdenes de quienes lo inventaron y sostienen como Señor Secretario: los potentados de este país, a quienes se les queman las habas por meter mano al negociazo de la fibra óptica y de las minas.

Pianista frustrado y bon vivant región 4, a sus cavernícolas actitudes Lozano agrega una petulancia insufrible y un desprecio absoluto, insultante, a quienes a todas luces considera "inferiores", sean éstos los electricistas smeítas o incluso los diputados que en su comparecencia en el Congreso lo increparon sin que él se dignara siquiera a voltear a mirarlos. Bien ganado tiene el señor Lozano el epíteto de Pipope (el secretario es poblano) si nos atenemos al prejuicio que atribuye soberbia infumable a los oriundos de Puebla. Para decirlo de manera coloquial, Lozano Alarcón es tan, pero tan pagado de sí mismo, que no sería raro que un día de éstos se aumente el sueldo.

Pero una cosa es que Lozano sea pedante, prepotente, higadito y mamón, lo cual no sería malo per se; y otra es que mientras desde su cargo se afana en aniquilar al sindicalismo mexicano y deja en la calle cada tercer día a varios miles de trabajadores, él por su cuenta lleva un tren de vida que para la inmensa mayoría de los mexicanos es inalcanzable, y para los trabajadores por él aplastados, francamente insultante.

Como servidor público, Lozano tiene asignado un sueldo superior a los 200 mil pesos mensuales. En estricto sentido, legalmente con ese dinero puede hacer lo que le de la gana, una vez devengado y cobrado, es su dinero. Moralmente, sin embargo, un rápido vistazo a los gastos del señor secretario nos pinta de cuerpo entero a un hombre totalmente divorciado de la realidad, ajeno a las carencias y penurias económicas de miles de trabajadores mexicanos, cuya precaria situación en buena medida él ha contribuido a perpetuar. Mientras para miles, millones de mexicanos el futuro pinta peor en el sexenio del "presidente del empleo", para Lozano, hombre con buena estrella, se hizo realidad el eslogan calderonista del "Vivir Mejor".

¿En qué gasta Javier Lozano Alarcón?

Designado secretario de Estado por Felipe Calderón al comienzo del sexenio (diciembre de 2006), Lozano no perdió el tiempo: el 29 de enero de 2007, en el Office Depot de Patriotismo, en el DF, realizó una compra por $5,749 pesos, aunque eligió pagar a 18 meses sin intereses, para dar abonos chiquitos de $319.38.

¿Conocen las tiendas Moda In Casa? ¿No? Bueno, son unas mueblerías de "alto nivel", de lujo pues, algo así como un Elektra para Ganadores (¡juar juar!). Tienen varias tiendas en el DF, una de ellas en Palmas, allá por Reforma rumbo a las Lomas de Chapultepec. En esta tienda entró Javier Lozano el 17 de febrero de 2007, aunque si comparamos los precios promedio de estas tiendas con lo que él pago, se ha de haber comprado una periquera. Nada más $57,560 se gastó JLA en esa visita, monto que también prefirió diferir a 12 mensualidades sin intereses, de $4,796.66.

Además de virtuoso del piano, el señor secretario también es deportista, o al menos así lo infiere uno de su compra por $3,378 efectuada el 30 de marzo en la tienda Martí del Pedregal de San Ángel. ¿Compraría una membresía para el gym, o ropa para hacer ejercicio?

Quizá valdría la pena revisar la agenda pública del señor secretario Lozano del mes de mayo de 2007, ya que el día 4 efectuó la compra de 1 boletos de avión, para lo que utilizó la tarjeta Aeropass de Aeroméxico, que funciona como monedero electrónico. A esa tarjeta hizo 4 cargos de $1,963.77, sin que aparezcan datos sobre la ruta e itinerario correspondientes.

Viajero frecuente

A Lozano Alarcón le gusta, sin duda, la buena comida. Es todo un gourmet. Lo mismo la italiana que la francesa, los mariscos que los cortes más finos. Es cliente habitual del restaurante Estoril de Polanco, lujoso comedero donde entre otras delicias sirven pechuga de pato con salsa de miel y zarzamora, entrecote con mantequilla de finas hierbas, sopa verde de almejas y mejillones, ensalada de jitomate con queso de cabra, etcétera. De postre puede uno escoger un chessecake de guayaba, una tarta de almendras o profiteroles, entre otros. Todo regado con los más selectos vinos, como el Cabernet Sauvignon de $2,100 la botella. A esa lonchería de primer mundo acudió Lozano el 20 de mayo de 2007, y tan rica le supo la comida que regresó 4 días después, el 24. En la primera ocasión pagó una cuenta de $1,999 y en la segunda, sólo de $1,105 (es de suponerse que incluyendo propinas). Vivir Mejor, y Comer Mejor...

La buena panza de Lozano

Al día siguiente de su segundo atracón en Estoril, Javier Lozano decidió que tenía suficiente de comida francesa y optó por la italiana. En el Suntory Santa Fe pagó $2,280.45 de cuenta.

El 27 de mayo fue sin duda un día agitado para Javier Lozano Alarcón. Por alguna razón, quizá un viaje de trabajo, estuvo en el puerto de Veracruz, donde paró a comer en el restaurante de mariscos Villa Rica, de Boca del Río. No sabemos si comió solo o acompañado, pero la cuenta de $4,681.53 nos habla de su fino paladar y de cómo le gusta consentirse.

Sea cual haya sido el resultado de su gestión de trabajo en Veracruz, Lozano debe haber terminado muy cansado, pues ese mismo día viajó al centro del país y para la noche se hospedaba en el hotel Camino Real Sumiya en Cuernavaca, donde la habitación más sencilla cuesta $1,397 pesos por noche, y donde pagó un total de $2,408.75

Buen comer, mejor dormir...

Todos estos gastos, más otros menudos como el pago de la mensualidad de la televisión por cable o la factura de su Telcel, que en conjunto ascienden a pagos mensuales de más de $50,000 pesos, se justifican perfectamente con el sueldo que por ley percibe Javier Lozano. Nadie habla aquí de mal uso de fondos públicos, ni de peculado ni de nada por el estilo. Hablamos, eso sí, de un hombre que vive bien, que come bien; que viaja, que compra, que gasta, que se apapacha, porque para eso trabaja, así su trabajo consista en aniquilar a los trabajadores honrados y extender la miseria que azota a millones en este país.