‘No somos carne de cañón de SME’: huelguistas
21jul
Por Yadira Rodríguez
México.- Han transcurrido 88 días desde que Cayetano Cabrera Esteva inició una huelga de hambre en el Zócalo capitalino, para exigir que sean recontratados los 44 mil trabajadores de la extinta Luz y Fuerza del Centro. Hoy la dirigencia del SME reiteró que Cayetano y Miguel Ángel Ibarra están en huelga de hambre por su propia voluntad y que a pesar de que su estado de salud es cada vez más grave no ingerirán alimentos ni permitirán que se les traslade a un hospital.
Cayetano y Miguel Ángel llevan más de 80 días en huelga de hambre. El riesgo de un infarto es cada vez más alto. Sin embargo, hoy rechazaron ser "carne de cañón" de la dirigencia del SME, eximieron a Martín Esparza y a los médicos que los atienden en el campamento del Zócalo capitalino de cualquier responsabilidad si pierden la vida.
A través de un comunicado, que fue leído por Héctor Hugo Vázquez, Cayetano y Miguel Ángel dijeron que si mueren el único responsable será el Gobierno federal, porque no ha aceptado devolverles a las 44 mil personas que laboraban en la extinta Luz y Fuerza del Centro su fuente de trabajo.
"Ratificamos nuestra postura de llevar esta forma de protesta hasta las últimas consecuencias. Ratificamos que por voluntad propia mantenemos la huelga de hambre, que no somos carne de cañón. Deslindamos nuevamente a nuestro Comité Central y a los médicos que nos atienden por la decisión que hemos tomado y una vez más responsabilizamos a Felipe Calderón de lo que pase con nuestras vidas, en sus manos está darle solución a este conflicto".
Con esto prácticamente se echó por tierra la posibilidad de que sean trasladados a un hospital, aún si pierden la conciencia, pese a que hoy el médico Alfredo Verdiguel dijo que la salud de Cayetano, con 88 días de huelga de hambre, y de Miguel Ángel con 84 días, es cada vez más precaria y el riesgo de un infarto o un paro cardiorespiratorio es más latente que nunca.
Sin embargo, hoy ya se permitió el acceso a fotógrafos y camarógrafos al campamento donde se encuentra Miguel ángel y Cayetano, a quienes cada vez les cuesta más trabajo respirar. Pese a ello, Fernando Amezcua, el vocero del Sindicato Mexicano de Electricistas, dijo que en una "guerra" siempre hay dirigentes y soldados y que los huelguistas de hambre por voluntad propia han decidido no probar alimentos.
"En todas las luchas, en todas las guerras hay quienes tienen que dirigir y quienes tienen que estar en los campos de batalla y la única diferencia es que los compañeros no están buscando la muerte, nos arrebataron la vida desde que nos dejaron sin empleo".
En conferencia de prensa, Fernando Amezcua dijo que la única posibilidad de que se levante la huelga de hambre es que el jueves, en la reunión que sostendrá Martín Esparza en la Secretaría de Gobernación, se acepte la propuesta de que CFE se convierta en el "patrón sustituto" de los 44 mil ex trabajadores de Luz y Fuerza del Centro.
Señaló que se mantiene "la tregua" con los capitalinos, por lo que no habrá manifestaciones y también aseguró que esta vez no se levantarán de la mesa de negociación con el Gobierno Federal e insistirán en que reciba a una comisión el presidente de la República, Felipe Calderón, para que le entreguen una propuesta técnico-administrativa y financiera que le permita darse cuenta que es viable la propuesta de que la Comisión Federal de Electricidad se convierta en el patrón sustituto de los ex trabajadores de Luz y Fuerza del Centro.
El secretario del Exterior del Sindicato Mexicano de Electricistas también dijo que será Cayetano el que decida si acepta que un sacerdote de la Iglesia Católica acuda al campamento para platicar.
"No vaya a ser que vaya a querer también a decirle que levante la huelga de hambre".
Por último, el médico Alfredo Verdiguel informó que aunque de quienes más preocupa el estado de salud es Cayetano y Miguel Ángel hay ya también preocupación porque los otros 12 huelguistas de hambre, entre ellos tres mujeres, ya han comenzado a mostrar problemas en sus habilidades motoras y un desgaste en su salud, tras 34 días en huelga de hambre.