EL CAMINO DE LA DIGNIDAD


José Antonio Almazán G.

“En el reino de los fines todo tiene un precio o una dignidad. Aquello que tiene precio puede ser
sustituido por algo equivalente; en cambio, lo que se halla por encima de todo precio y, por tanto, no admite nada equivalente, eso tiene una dignidad.” Fundamentación de la metafísica de las costumbres. Immanuel Kant. Filósofo alemán.


Desde la soberbia del poder pensaron derrotarnos en cuestión de días, de semanas, a lo más en diciembre de 2009, cuando la falta de empleo y salario, la fecha y los gastos navideños, nos iban a empujar a cobrar nuestras renuncias voluntarias disfrazadas de liquidaciones envueltas en jugosos bonos de ignominia y traición, mientras en la radio y en la televisión repetían el mismo mensaje acusándonos de transas y corruptos, de percibir salarios muy elevados (¡225 pesos diarios en promedio!), de tener prestaciones monstruosas, como por ejemplo vacaciones por encima del mínimo de la Ley Federal del Trabajo o la “equinoterapia”, sólo al alcance de los super ricos y poderosos Mc Patos, miembros de la oligarquía y de sus empleados mayores y menores comenzando por la Presidencia de la República y los Secretarios de Estado, los Ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, los subsecretarios y sus oficiales mayores, sus diputados y senadores levanta dedos, quienes perciben ingresos superiores a Obama, Hillary Clinton y los Member Congress del mayor imperio del mundo.

Un buen número de trabajadores electricistas cayeron en la trampa de “la zanahoria y el garrote” y formaron largas filas para rendirse ante la falsa promesa de “primero liquídate y luego te recontrato”. Otros fueron orillados por la presión de una operación quirúrgica vital, una enfermedad súbita de atención urgente, el pago de las colegiaturas, el no tener más relojes, anillos o joyas para empeñar, o el dinero agotado después de la venta del coche para sobrevivir algunos meses. Unos cuantos, los menos y los más despreciables, traicionaron la causa y la historia del SME convirtiéndose en esquiroles de las empresas contratistas de CFE. En miles de historias de dolor y sufrimiento, merecedoras de ser contadas y conocidas por todos, cada uno de nosotros asumió su calvario de resistencia, con matrimonios rotos, familias enteras escindidas, muertes de familiares agobiados por la desesperación, zapatos rotos y camisas remendadas, niños convertidos prematuramente en adultos, suicidios, tristeza profunda en nuestros hogares, sin medicinas, a dieta de tortillas y frijoles y navidades sin pavo.

Sobrevivimos vendiendo chicles y cigarros, en empleos temporales y mal pagados, convirtiendo nuestras casas en cocinas económicas, chambeando como electricistas o de saca borrachos en algún bar, o de mil usos, vendiendo paletas de sabores smeitas, agarrando la cuenta de un taxi, vendiendo tortas y tacos en el Zócalo y haciendo una competencia desleal e ilegal a los Mc Donalds y a los Vips, a decir del PAN. Pero eso si, todos boletinados en las listas negras del gobierno federal, comenzando por su Portal del Empleo y después en las empresas privadas a partir del RFC, para empujarnos a la liquidación. Muchos regresaron a cultivar sus tierras y a sobrevivir como millones en el devastado campo mexicano; la economía informal, esa enorme fábrica de sobreexplotación de la mayoría de los 45 millones de trabajadores mexicanos (en donde no se pide el RFC), se vio nutrida por miles de electricistas, hombres y mujeres quienes prefirieron la pobreza de un empleo temporal, mal pagado, sin seguro social y sin prestaciones o el “boteo”, a arrodillarse ante la soberbia del poder de los vende patrias y su espurio; quienes calcularon que en un año solo quedaríamos cuando mucho 2 mil electricistas fácilmente eliminables por la brutalidad del poder y los bramidos del sicario patronal, Javier Lozano.

En estos 2 años ya no somos los mismos, hombres y mujeres, primero azorados, asombrados, descontrolados, deshechos, desconcertados, no entendíamos la naturaleza del golpe fascista del gobierno federal para destruir un Sindicato, un Contrato Colectivo de Trabajo, una historia de dignas luchas, con tal de avanzar aceleradamente en la privatización de la industria eléctrica y la fibra óptica y garantizar con la derrota del SME la imposición de la contrarreforma laboral para legalizar la conversión de millones de mexicanos en modernos esclavos asalariados. El primer paso fue vencer ese miedo ancestral a luchar y la creencia de la imposibilidad de derrotar al gobierno. No fue fácil. Educados desde niños en la sumisión al poder y sujetos a las campañas desinformativas de los noticieros de las televisoras y radios de la oligarquía, quienes buscaron y lograron echarnos en contra a la opinión pública y al pueblo de México, muchos dudaron de la posibilidad de ganar. Al principio cada amanecer era de dolor y sufrimiento al salir de la casa para acudir al mitin o a la asamblea convocada por el SME. En esa reconstrucción moral y psicológica de todos nosotros contó enormemente la solidaridad y el apoyo familiar, la mirada cariñosa de la madre, la esposa, el esposo, la frase alentadora de “échale ganas”, el beso de los hijos quienes aprendieron más rápidamente a resistir. Pero conto también la solidaridad del pueblo, de los usuarios eléctricos, quienes poco a poco se fueron dando cuenta de las mentiras de calderón cuando comenzaron a llegar los locos y desorbitados recibos de luz de la CFE.

Muchos de los nuestros cayeron con dignidad, resistiendo hasta el final, aquejados por males y enfermedades propios de quienes trabajan con riesgo eléctrico pero acrecentados por la depresión de los sueños y las esperanzas rotas, pisoteadas por el infame espurio a quien le valió madres enviar al desempleo a 44 mil electricistas y colocar en la indefensión a 22 mil jubilados. El coraje y la rabia ante el mal gobierno hizo crecer nuestra indignación y juramos en la intimidad de nuestros hogares y en nuestras asambleas, mítines y manifestaciones: ¡no nos vamos a rendir!, ¡vamos a luchar hasta el final!, pese a las noticias diarias de quienes se liquidaban.

Aprendimos a controlar el miedo a la derrota, inculcado desde siempre por los poderosos para rendirnos sin luchar, alimentados por el coraje ante la infamia del mal gobierno al tratarnos como parias en nuestra patria, cuando durante varias semanas Televisa y Tv azteca repitieron hasta el cansancio ese criminal spot en donde un supuesto trabajador de “la compañía de Luz” se presentaba en cualquier casa demandando 1500 pesos y con esa actuación nos exhibieron como corruptos. O bien las mentiras repetidas hasta el cansancio por las guacamayas y plumíferos de Milenio, La Razón, etc., etc., (salvo la honrosa excepción de La Jornada) difamándonos y satanizándonos para lincharnos ante la opinión pública y llevarnos de la mano al cadalso de la liquidación voluntaria.

Pero algo comenzó a crecer en nuestro pecho y en nuestra conciencia. No porque no existiera antes, sino porque era un sentimiento escondido entre la comodidad de nuestra vida cotidiana. Al coraje y la rabia inicial se fue sumando la certeza de nuestras razones y argumentos frente las mentiras con las cuales el gobierno nos humilló ante el pueblo de México. Ese coraje y esa rabia nutrida de argumentos fueron alimentando ese sentimiento natural de la especie humana de actuar conforme a principios y la firme decisión de defenderlos, incluso con la vida misma. Paradójicamente el golpe fascista de Calderón en contra del SME removió rescoldos e inflamó nuestra llama de dignidad, hoy enarbolada por nuestros presos políticos.

Ha sido ese inquebrantable sentimiento de Dignidad el sustento de nuestra resistencia y unidad en ese largo peregrinar de dos años, para vencer los cálculos criminales del tirano. Ya no somos los mismos de hace dos años. O mejor dicho somos los mismos pero mejores: Nuestro coraje y rabia iniciales se ha transformado en conciencia de clase como trabajadores electricistas dispuestos a luchar hasta el final, hasta recuperar nuestros trabajos, pero también para luchar en contra de la privatización de la industria eléctrica, la fibra óptica y buscar una transformación radical de la sociedad mexicana, junto con millones de mexicanos indignados, para expulsar y derrotar a los vende patrias y construir un México con libertad, justicia y democracia. A dos años de resistencia nuestra Dignidad se nutre de patriotismo y de humanismo.
Estamos en la vía correcta. Saldrán libres nuestros presos políticos, nuestra digna dirección sindical cuenta con Toma de Nota y nuestra propuesta de reinserción laboral para todos los trabajadores electricistas que no se han liquidado está a la espera de una respuesta en SEGOB. La iniciativa para la creación de un nuevo organismo público eléctrico está firme en la Cámara de Diputados. Nuestros juicios de amparo y demanda en los tribunales laborales no han podido ser derrotados por las maniobras leguleyas de los jueces corruptos. Los dos años de resistencia hacen de la lucha del SME una de las páginas más brillantes en la historia de las luchas obreras en México, somos hoy los dignos herederos de nuestros héroes fundadores como Luis R. Ochoa, Ernesto H. Velasco, Francisco Breña Alvírez, Manuel Paulín, Luis Espinoza Casanova y muchos más quienes dieron lo mejor de sus vidas para construir un SME próximo a cumplir 100 años de vida. El gobierno de Calderón ya está derrotado, pero como todos los tiranos se niega a reconocerlo. Su plan original de exterminarnos ya fracaso. Al tirano espurio le restan solo 8 meses con 20 días de aquí al 1 de julio de 2012, cuando el coraje, la rabia, el desprecio y la dignidad de millones de mexicanos se exprese en las urnas para derrotar a la ultraderecha yunquista, entreguista, calderonista, del PAN y su candidato a la Presidencia de la República. ¡Vamos a ganar!, ¡Venceremos! ¡El SME se queda y los vende patrias se van!