Sesenta días de huelga de hambre


Mientras el fútbol transcurre, entre la realidad y la fantasía, las metralletas se recargan, como alguien afirmó. El fútbol televisado logra distraer la atención de la mayoría de la gente, para bien y para mal. Así es como suceden hechos relevantes como el récord de asesinatos cometidos en un solo día, con 77, el viernes pasado, o los 100 MMDD de reservas internacionales en el BM, o el debate sobre la prohibición de vender comida chatarra en las escuelas y la reacción de las empresas afectadas, con lo que se confirma que poderoso barón es don dinero, o el escandaloso uso político de las políticas sociales de combate a la pobreza y el espionaje político que las pone al descubierto, o el asesinato de dos mexicanos a manos de la migra, uno a golpes y el otro con un disparo en la cabeza, o la progresiva entrega de los recursos de la nación a empresas extranjeras, como el petróleo y la electricidad… sólo por poner algunos ejemplos, lamentablemente, todos de signo negativo. Y no es que no haya aspectos positivos, el problema es que esos se mueven desde el subterráneo y circulan en las redes de la comunicación alternativa. Mientras la televisión dominante futboliza nuestra vida ordinaria e impone algunos rasgos del acontecer en Jalisco, en México y en el mundo, los medios alternativos dan cuenta de los entretejidos que se van fraguando desde abajo y a la izquierda, tanto en Jalisco, como en México y en el mundo entero. Lo que ponen en juego los dos grandes mecanismos de información es la credibilidad y, en particular, la capacidad de movilización de la gente en torno a demandas concretas.

En el primer caso, los medios electrónicos y muchos impresos dieron cuenta de un debate entre la CNDH y su recomendación 36/2010 dirigida a la Sedena y la respuesta que da en torno al asesinato de los niños Martín y Bryan Almanza, a principios de abril y que, en su momento, aquí mismo comentáramos dando voz al testimonio de sus papás y de cómo los soldados dispararon contra la familia a pesar de los gritos de que no lo hicieran. Resulta que la CNDH responsabiliza al ejército siguiendo el testimonio de los sobrevivientes, en particular de los papás. Pero la Sedena responde con supuestas fallas en la investigación de la CNDH y
señala que los niños Almanza fueron víctimas de fuego cruzado, cosa que la CNDH rebate acusando a la Sedena de haber alterado la escena del crimen para ocultar su responsabilidad.

En el segundo caso, las redes alternativas de comunicación llaman a la solidaridad con la huelga de hambre de los electricistas en el Zócalo de la ciudad de México. ¿Alguien sabe quién es Cayetano Cabrera Esteva? “¿Qué tiene que ver la sociedad con la huelga de hambre de los trabajadores del SME? ¿Son ajenos y distantes, o forman parte de un problema común moral, social y político? La cancelación de los derechos de una sola persona debería preocupar a todos, pero si se trata de cancelación de la garantía de 44 mil ciudadanos que fueron echados a la calle y de 22 mil jubilados cuyo futuro ahora es incierto, pensamos que el problema es nacional y de todos; que en la suerte de ellos va, sin duda, la nuestra.

Sesenta días de huelga de hambre cumplirá Cayetano Cabrera Esteva este 23 de junio…
Afirma: no me voy a retirar, estaré hasta el final. Pesaba 69 kilos y ahora sólo 51. Lo admirable de Cayetano es su alta moral de lucha y estado de ánimo… Es ingeniero eléctrico, trabajaba en Luz y Fuerza del Centro de las 7 a la 15 horas diariamente, por la tarde-noche era maestro de la Escuela Superior de Ingeniería Mecánica y Eléctrica… [Dice Cayetano que] Ante la cerrazón del gobierno de reconocer el derecho de los electricistas a trabajar y a un diálogo con respeto para buscar una solución, nos orillan a tomar medidas extremas como la huelga de hambre, exponiendo nuestra salud y vida. De ella hacemos responsable al gobierno de Calderón… Por la ANAD, Manuel Fuentes, y 29 firmas más.

Que México le gane a Argentina el próximo domingo, no deja de ser un sueño guajiro alimentado por las televisoras y sus chachalacas. Que la CNDH logre que la Sedena acate su recomendación o que la SCJN otorgue el amparo a los campesinos de Atenco, tiene sus dosis de realismo, pero también de la fantasía de nuestros más hondos deseos de justicia.